jueves, 23 de abril de 2009

REVISTA CRISTINA



EL REPORTAJE DE CRISTINA A NEBBIA

Tiene veintitrés años. Musicalmente se inició con "Los Gatos Salvajes", que más tarde dejarían de ser salvajes, para ser simplemente "Los Gatos". También cantó como solista, formó la "Nebbia's Band", el "Tempo Trío" y recientemente "Huinca", su último grupo.
Este es el diálogo que CRISTINA mantuvo con este pionero de la música pop nacional.
CON tus anteriores grupos hiciste rock, blues, folk, jazz-rock, etcétera. —¿Cómo es la música que haces ahora con "Huinca"?
—El nombre de "Huinca" nada tiene que ver con el folklore, como algunos pueden pensar. Estamos buscando, eso sí, aunar distintas raíces folklóricas argentinas y latinas; pero eso no significa que "Huinca" sea un conjunto de folklore. La música que hacemos es música argentina, popular, latina, nuestra. No quiere decir que porque tengamos un nombre emparentado con el folklore, debamos salir al escenario con un bombo y un poncho. El nombre se lo pusimos, porque nos gustó. "Huinca" quiere decir cristiano, y nos pareció muy lindo. Que quede claro, entonces, que "Huinca" no es nada folklórico, y que sólo tiene que ver con una búsqueda de nuestra música pop.
—¿Quiénes forman el grupo, y qué instrumento toca cada uno?
—Litto Nebbia en guitarras (eléctrica y acústica) y primera voz Gabriel Ranelli se encarga del órgano y el piano; Cacho Lafalse, del bajo y la segunda voz, y Moro, de batería y percusión.
—¿En qué se diferencia "Huinca" de todo lo que hiciste anteriormente?
—La música que hago tiene el mismo estilo de la música que escribí siempre, tanto a nivel literario como musical. Sólo que es más evolucionada. Las aspiraciones que tiene cada uno, lo llevan a superarse, a hacer mejor las cosas. De allí que mi música tenga hoy mejores arreglos, otra dirección y otro orden.
—¿Cómo son las letras que haces para el conjunto?
—Las letras han cambiado, como cambio la modulación de mi voz y otras cosas. Pero, en realidad, son comprometidas. Por ejemplo, una estrofa de uno de mis últimos temas se refiere a los jóvenes, que equivocadamente buscan la liberación en la droga. La estrofa dice:
Lloramos cuando nacemos,
lloramos cuando morimos.
Total, llorar también es escuchar,
y eso es libertad.
Róbate un manojo de mi canto,
será la libertad que te faltó.
Este tema se lo dediqué a los inocentes en general. Yo considero que un chico de catorce o quince años no debe estar preso o ser castigado por haberse drogado. Hay que pensar que es un enfermo, y que hay que salvarlo y curarlo. Es más lógico buscar el mal y el motivo que lo llevó a eso. Pero es muy comprometido hablar de este tema, no solamente porque la gente sospecha que uno es drogadicto, sino también porque a la propia gente del ambiente musical no le gusta que se toque este tema. No les gusta que se declaren cosas acerca de las drogas; pero yo lo hago, porque veo con desesperación que antes eran amigos míos y que funcionaban perfectamente como seres humanos, y que ahora están totalmente destruidos, arruinados.
—¿Por qué crees que algunos jóvenes llegan a drogarse?
-Mira, yo tengo veintitrés años. Mi generación tenía como hazaña faltar al colegio, hacerse la "rata" o la "rabona". Ahora, la cosa nueva, la cosa linda, es fumarse un cigarrillo de marihuana o tomar cocaína, que, desgraciadamente, los tipos de mal vivir consiguen y hacen conseguir.
Respecto a este punto, existe una gran falla a nivel publicitario. Jamás leí una nota donde se explicaran claramente los problemas que trae el consumir drogas, el mal que causa, las formas de evitar el vicio... Se habla de la droga como algo bueno. Se dice que el LSD servía para hacer canciones (Lucie in the Sky of Diamonds) a "Los Beatles" u otros grupos, o que con la droga se experimenta la liberación, etcétera. Y los chicos entienden eso, que van a ser libres, que no hay nada malo. Esto es realmente grave... Nosotros tenemos que olvidar de copiarnos todo lo que viene de fuera, ya que aquí se han copiado miles de cosas, y una de ellas, por desgracia, es el consumo de drogas.
Por ejemplo, si alguien quiere ser puro, practica "yoga"; pero jamás lo hará correctamente, si no es hindú. Es decir que cada uno debe hacer lo suyo, no copiar todo. Hay que vivir la realidad de uno mismo, la realidad de Latinoamérica, de donde somos. Un caso en la música es el de George Harrison, que quiso hacer música oriental, y no pudo, porque él es europeo, es de otra raza. Esto no significa que debamos ignorar todo lo que viene de fuera; pero no hay que copiarlo, sino ver de qué manera podemos usarlo y aplicarlo a lo que es nuestro verdaderamente.
Esto de copiar o imitar, es bueno para culturizarse. Pero es perjudicial, si se lo toma como base para iniciar un movimiento. Sería imposible hacer una música pop argentina basándonos en la música de la China.
—¿Cuál fue el verdadero motivo que te impidió viajar con "Los Gatos" a Europa el año pasado?
—Bueno, ése fue un problema que nunca quedó bien aclarado. La confusión la hizo un sector del periodismo que se ocupa en hacer ese tipo de "confusiones" a propósito.
Lo que pasó realmente fue que cuando ellos se fueron, yo estaba en un momento en que no me interesaba irme de aquí. Además, siempre se dijo que "Los Gatos" se separaron un montón de veces, y es mentira: sólo hubo una separación, la última. Anteriormente, cuando "Los Gatos" fueron a Europa por primera vez, yo no fui, porque había fallecido mi padre, y yo me quedé con Martha, mi madre. Por eso, ellos se fueron sin mí; pero ya sabíamos que a su regreso nos uniríamos nuevamente.
La última vez, en cambio, "Los Gatos" estuvieron en "Torremolinos" (un local en España), grabaron algunos discos, y luego volvieron... En realidad, eso a mi no me interesa: prefiero quedarme y trabajar aquí.
Allí sí nos separamos realmente. Yo inicié mi segunda etapa de solista; luego, la "Nebbia's band", etcétera.
Pero todo lo que se habló de drogas y del servicio militar sin cumplir, es mentira. Como te digo, no me interesa irme, y menos irme con un grupo. Pienso que es más útil hacer algo aquí, donde puedo llegar realmente a mi público.
—Fuera del país, ¿se conoce a Litto Nebbia como compositor de canciones?
—Sí; pero solamente en Latinoamérica. Aisladamente se conocen algunos de mis temas. Otros han sido grabados por Frank Pourcel o Paul Mauriat; pero eso no significa que sean conocidos por todos.
Para intentar ser conocido fuera, hay que radicarse en el lugar, ya sea Europa, Estados Unidos o donde fuere. Para llegar al público de un lugar, hay que vivir allí. No se puede ser músico con ideas norteamericanas, si se es argentino, o viceversa. Cada uno debe adecuarse y trabajar de acuerdo con el medio donde vive, donde respira. De otra forma, es imposible. Mi ilusión es quedarme aquí. Aparte, la posibilidad de conseguir algo con mi arte va a ser siempre mayor en mi país que fuera.
Quiero tener éxitos aquí; y cuando logro un éxito corno algunos que tuve ("La Balsa", "Rock de la mujer perdida", "Rosmerie", etcétera), poder contárselo a mis amigos; ver la alegría de mamá, de mi público; conocer las reacciones de la gente que quiero y odio. Esto, por supuesto, será imposible de lograr fuera de la Argentina.
—¿Qué grupos preferís de Inglaterra, Estados Unidos y Argentina?
—Pasa lo siguiente: en Inglaterra sólo hay dos grupos que hacen música realmente inglesa, y son "Traffic" y "Jethro Tull". Los demás copian el sonido de los grupos norteamericanos.
Además, hay otro motivo que te impide decir éste o aquel me gusta más. En Estados Unidos o en Inglaterra no existen discos malos: todo está bien, todos son buenos. Esa perfección te lleva a exigir más, y es entonces cuando vos te podes decidir por cinco o seis conjuntos.
El grupo que yo más "siento", es "Traffic", que hace más de cinco años que están juntos. Nunca buscan reportajes ni propaganda fácil, y siempre han estado en una supervanguardia dentro de la música pop inglesa. Este grupo trabaja en una granja, y vive allí, apartado de la capital inglesa. Hacen allí su música, y logran un sonido de granja, de aldea.
—¿Qué diferencia notas entre los músicos ingleses y los norteamericanos?
—Los ingleses, salvo esas excepciones, copian el sonido yanqui del rock de Presley o de Chuck Berry. Los "Rolling Stones", por ejemplo, son excelentes; pero suenan más a estadounidenses que a ingleses. Hacen el rock y el blues clásico de los norteamericanos.
—¿Qué pensás de la música complaciente, de Palito, Sandro y otros por el estilo?
—Me da rabia; pero al pensar un poco más, me digo: ¿Qué se puede hacer, si Palito, Sandro o "Los Náufragos" no saben hacer otra cosa, no pueden hacer más que basura? ¿Vas a pegarles por eso? Bastante castigo tienen con ser lo que son.
Cuando hay que sentir verdadera bronca, es al ver que un músico que primero hace jazz o rock, al otro día graba un jingle para la televisión. Ahí sí, porque ese tipo sabe y procede mal; hace eso, para llenarse de plata y nada más.
—¿Hay valores dentro de la música complaciente?
—Lo que te puedo decir es que hay gente con inquietudes, como en todos los órdenes; pero, en general, son tipos débiles que prefieren hacer música fácil y tener plata en el bolsillo, antes que hacer buena música o algo que realmente les guste.
El gran problema de los que hacen música complaciente, es que no tienen real convicción de su arte. Por eso se venden tan fácilmente. Es muy difícil estar dispuesto a que te "corran" y a andar sin plata. Hay que querer mucho a la música, para llegar a ser alguien dentro de ella.
—¿Qué razón crees que existe para que en Estados Unidos se esté volviendo al artista solista?
—Mira, a mí me gustan mucho solistas como Neil Young, Laura Nyro y Carole King. Y pienso que se retorna al solista, porque la música que ellos hacen es la música del retorno a lo simple y a lo verdadero, que en Estados Unidos se había perdido con el caos que se creó durante la época de Hendrix, artista genial, pero que era un enfermo... El solista se ocupa de baladas realistas. (Yo soy tu amigo, aquí estoy cuando me necesites, etcétera.)
—¿Cómo elegís los músicos de tus grupos?
—No importa que sean grandes músicos. Quiero que sean en el escenario y fuera de él iguales a mí a nivel mental, y de ideas en general: religiosas, políticas, etcétera. Eso es lo que busco fundamentalmente.
—¿"Huinca" es el mejor grupo que has tenido?
—No sé si podría decir eso. Sí te puedo decir que le tengo muchísima fe, porque es lo último que estoy haciendo, es lo nuevo. Una nueva etapa en lo que yo hago. Estoy feliz, porque en "Huinca" hay músicos de grupo, individuales en su personalidad, pero integrados mentalmente al grupo.
—¿A qué querés llegar con tu nuevo grupo?
—A lo que quiero llegar, ya llegué. Los que tienen que llegar son los demás, y sólo así voy a estar conforme. Quiero contestarte algo que quedó sin respuesta: los grupos argentinos que me gustan, y cuáles me gustaron antes de disolverse.
De los nuevos me gustan "Aquelarre", "Color Humano", "Huinca" y Gabriella, la esposa de Edelmiro Molinari (ex "Almendra"). De lo anterior me gusta todo lo de los "Shakers", "Almendra" de la primera época y algunas canciones de "Manal". Me gustaron siempre las canciones "latinas", como las que hacíamos con "Los Gatos" en los primeros LP ("Viento, dile a la lluvia", "Chica del paraguas", etcétera), o las del primer disco de "Almendra".
—¿Qué mensaje les darías a los jóvenes de la nueva generación musical?
—Diría lo que digo siempre... Es necesario que tomen conciencia de que la música es un arte como tantos otros, que no sólo sirve para bailar, sino que con la música podemos comunicarnos, llegar a muchos. No quiero que la gente vaya a ver mis recitales porque Litto Nebbia es una estrella del rock, quiero que vayan para escuchar mi mensaje, para ver qué digo de nuevo. Quiero que se den cuenta de que mi arte es igual al de un zapatero o al de un carpintero. La música no sólo debe gustar porque es bailable o porque la pasan todo el día en "Música en Libertad" o en "Alta Tensión", no. Debe gustar por lo que es, un arte, una forma de comunicación increíblemente poderosa.
Es grave lo que ocurre en este sentido, porque los chicos están perdiendo la sensibilidad. Se les dan canciones sin sentido, falsas, que no les dicen nada, y los confunden.
Es necesario que se difundan canciones que les muestren problemas que el día de mañana deberán resolver, y no sabrán cómo hacerlo. Que le muestren realidades, verdades...
Esto es lo que quiero: que la juventud tome conciencia de lo que es y puede llegar a ser. Pero para pretender esto es necesario, primeramente, que los músicos tomen conciencia del problema. Una vez que esto ocurra, ¿quién nos para?
Juan Carlos Rodríguez.
Tiene veintitrés años. Musicalmente se inició con "Los Gatos Salvajes", que más tarde dejarían de ser salvajes, para ser simplemente "Los Gatos". También cantó como solista, formó la "Nebbia's Band", el "Tempo Trío" y recientemente "Huinca", su último grupo.
Este es el diálogo que CRISTINA mantuvo con este pionero de la música pop nacional.

Revista Cristina
JUNIO 1972


domingo, 12 de abril de 2009

TRENES Y FERROVIARIOS ( EL FERROCIDIO)



















Cuenta la historia que la ciudad de Tebas la hicieron los reyes. Entonces, los ferrocarriles de Argentina, quiénes los hicieron. Quiénes acostaron los primeros durmientes, los primeros metros de rieles… ¿La Reina Victoria, el Príncipe Alberto, tal vez?

Esos trenes que llegaban a tantos lugares… Y siguen llegando, al menos desde la imaginación, el deseo y el recuerdo. Porque hubo una cultura ferroviaria que llevó a sus trabajadores a la seguridad de que sus cuerpos y ese monstruo, mezcla de hierro y madera, eran una misma situación. Tampoco fueron ajenos sus pasajeros que tantas historias tejieron sobre rieles, al compás de todas las luchas de sus ‘ferrucas’. Así, practicaron la cultura de la comunicación de sus pueblos y todos los beneficios que llegaban en tren. Y como dice el propio ferroviario Juan Carlos Cena: “Se intentará olvidar a estos valientes resistentes… Olvidarnos de ellos es olvidar el hecho de la huelga, un acontecimiento de fuerte contenido popular; maldito ejemplo obrero y trasgresor”. Entonces, contra el olvido, es bueno repasar una parte de la historia a través del relato de un protagonista imprescindible a la hora de tomar el tren.

Como aprendiz de calderero en Talleres Córdoba, en sus primeros pasos, Juan Carlos Cena fue transitando distintas instancias hasta ser miembro fundador del MoNaReFA (Movimiento Nacional de Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos) y del Instituto Argentino de Estudios Ferroviarios y del Transporte. Fue secretario general de APEDEFA (Asociación del Personal de la Dirección de Ferrocarriles Argentinos). Es autor de “El Guardapalabras, Memorias de un Ferroviario” 1998, “El Cordobazo, una Rebelión Popular” 1999, “El Ferrocidio”, primera edición 2003, “Crónicas del terraplén” 2007, “El Ferrocidio” segunda edición ampliada 2008.

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Argenpress: Se sabe que la historia la escriben los que ganan, se sabe entonces que leemos pura mentira. Por eso te pregunto como trabajador del riel y escritor de nuestros ferrocarriles, ¿quiénes tendieron los primeros metros de rieles, quiénes acostaron los primeros durmientes y todo el complejo sistema ferroviario cuando el siglo XIX ya declinaba?

Juan Carlos Cena: Es muy cierto lo que decís, por eso los ferroviarios nos inspiramos en ese formidable intelectual que fue Bertolt Brecht. Él se preguntaba: “¿Quién construyó Tebas, la de las siete puertas? En los libros figura sólo nombres de reyes. ¿Acaso arrastraron ellos los bloques de piedra? Y Babilonia, mil veces destruida, ¿quién la volvió a levantar otras tantas? (...) A tantas historias, tantas preguntas.”

Por eso cuando nos preguntamos: quiénes tendieron los primeros metros de rieles y durmientes y los enclavaron sobre nuestro territorio; quiénes levantaron las inaugurales señales, quiénes construyeron las estaciones y le echaron leña a la caldera de la locomotora. Quiénes hicieron sonar las campanas de partida, condujeron los trenes aguateros calmando la sed de nuestros pueblos, y los trenes sanitarios hacia comunidades lejanas, y horadaron la montaña, cruzaron vados y ríos ¿quiénes?

Y las locomotoras, los diseños de coches confortables para los pasajeros, ¿quiénes? O la construcción de policlínicos y consultorios para ferroviarios y la población toda. ¿Quiénes construyeron bibliotecas, centros culturales, clubes…? Nosotros, los ferroviarios.

Argenpress: La realidad se impone ¿verdad? Pero también hubo un gran compromiso desde vuestra organización, sus ideales y solidaridades que perfilaron esta particular manera de trabajo.

Juan Carlos Cena: Nosotros fuimos y somos la carnadura imprescindible del tren. Porque entre ese bólido de metal llamado tren y nuestro cuerpo que orgulloso lo encaballa sobre rieles, se estableció una relación casi mágica. El ferroviario es el ferrocarril. Caminar sus playas de maniobras o sus rincones es como recorrer el patio de la propia casa.

En ese andar hemos sido solidarios, sembradores y cosechadores de ideas, integradores de costumbres y cantares, y así. Identidad que se cimienta en el trabajo, en la relación social cotidiana que se continúa en el sindicato y en el barrio transmitiendo conocimiento. Siempre desde los socavones de la historia del movimiento obrero.

Argenpress: Para la acción sindical, la huelga fue el instrumento de lucha por antonomasia, sobre todo con la influencia del inmigrante libertario de finales de siglo. ¿Qué recuerdos vienen a tu memoria ‘ferruca’?

Juan Carlos Cena: Sin duda, una fecha, 1896. Cuando estalla la primera huelga general ferroviaria que comenzó en los talleres de Tolosa, con José Ingenieros como redactor de las proclamas, los ferroviarios rechazaron con firmeza la introducción en el convenio colectivo de trabajo el problema de la competitividad. En esa época se llamaba “tarea”, porque creaba dentro de los trabajadores una división, conductas egoístas. Esta huelga fue una lucha épica memorable. Se luchaba por la jornada de 8 horas de labor, la supresión del trabajo a destajo y otras reivindicaciones inmediatas.

Esta huelga declarada el 10 de agosto de 1896 por los trabajadores de los talleres de las empresas ferroviarias británicas, fue, sin duda, la más importante registrada hasta entonces. De Tolosa a La Plata todos en huelga. Apuntaba Ingenieros: “La policía tomó medidas muy enérgicas. Hay más de 100 vigilantes armados a Rémington, y otros tantos guardias de cárceles que vigilan los talleres y la vía del tren. Estamos en verdadero Estado de Sitio; en cada esquina hay un soldado o un vigilante a caballo con carabina al brazo. (…)Estamos en condiciones de resistir uno o dos meses más. La sociedad de panaderos va a empezar mañana a remitirnos pan, aunque aquí nadie ha pedido el menor socorro. (…) ¡Viva la huelga!”

Argenpress: Eran tiempos de acciones directas, ¿verdad? Aunque ninguna de las corrientes sindicales de esa época fueron compartimentos estancos: sólo lo reivindicativo, sólo la pelea política. Creo que hubo una suerte de sincretismo que unió las diferentes tendencias.

Juan Carlos Cena: Es cierto, pero los socialistas jugaron un papel destacado en la organización sindical y ocupando cargos en las comisiones directivas de las Sociedades Cosmopolitas de Resistencia. La Vanguardia, periódico de ese Partido, difundía sus actividades impulsando la Primera Huelga General. Por otro lado, la inmigración en gran escala, contribuyó a elevar el nivel de conciencia de los trabajadores hacia un espíritu societario.

Argenpress: ¿Cuáles fueron los primeros pasos en la construcción del movimiento obrero ferroviario?

Juan Carlos Cena: El 20 de junio de 1887 se constituyó la Fraternidad.

Primero fue una Sociedad de Maquinistas y Foguistas de los Ferrocarriles, de carácter mutualista. Muchos años después modificó sus estructuras, encaminada a cuestiones sindicales, pero no admitía en sus filas al resto del personal ferroviario. Hasta la huelga de 1912, hecho que modificó su rumbo y finalidad. Siempre en el marco de un hostigamiento permanente de los patrones ingleses y cipayos, represión policial mediante.

En enero de 1912 se fundó la Federación Obrera Ferrocarrilera por ferroviarios de los Ferrocarriles Sur y Oeste, alcanzando verdadera significación en la lucha del gremio por su mejoramiento moral y económico. En junio del mismo año se publicó el primer número de “El Obrero Ferroviario”, que continúa siendo el órgano oficial de la actual Unión Ferroviaria.

Argenpress: Entonces hubo continuidades a pesar de los históricos desencuentros. ¿Cuándo surge la Unión Ferroviaria?

Juan Carlos Cena: La Unión ferroviaria es un organismo obrero, fundado y dirigido por los trabajadores de todos los ferrocarriles de la República Argentina. Sus propósitos se orientan en el mejoramiento de las condiciones económicas, técnicas, morales y sociales de todos sus asociados. Fomentar los hábitos de estudio a cuyo efecto se crearon bibliotecas, escuelas técnicas y sociedades cooperativas. Por esos años, los trabajadores buscaban darse una organización que se concretaría en 1888, con la constitución del otro gremio ferroviario. La Fraternidad fue tomando forma.

La Unión Ferroviaria se fundó el 6 de octubre de 1922 con profunda ramificación nacional. En la época de auge del ferrocarril llegó a tener, aproximadamente 290 secciones que representaban a casi 220.000 trabajadores en el año 1950.

Argenpress: Entonces, ya que los ferrocarriles no los hicieron los reyes, contame la verdadera historia, por favor.

Juan Carlos Cena: (risas) Los primeros tendidos de rieles en el norte del país fueron realizados por trabajadores inmigrantes de distintas nacionalidades; laboraron duro volteando montes, aplanando barrancas, quebradas, perforando cerros, nivelando suelos, tendiendo puentes sobre ríos caudalosos y creando a la vez pueblos intercomunicados. Una de las cuadrillas estaba integrada por obreros rusos que habían llegado al país huyendo de la represión zarista. Muchos de ellos profesaban ideas libertarias y las esparcieron no bien llegaron a estos lejanos parajes, hasta el advenimiento del peronismo.

Argenpress: Merece un destacado la construcción cultural tan amplia y diversa que también ustedes realizaron.

Juan Carlos Cena: Llevaría varias páginas describirte todo. En 1890 la Fraternidad creó una escuela para instruir a fogoneros a fin de que pudieran pasar las pruebas de maquinistas creando así, la primera Academia de Instrucción. Y todas las que siguieron. En otro orden, tuvimos la Cooperativa Ferrocarriles del Estado Ltda. de consumo. Instalada en los principales centros ferroviarios, los trabajadores efectuaban sus compras y la factura era descontada de sus sueldos.

Como una suerte de almacén de ramos generales, había de todo. Un Tren Blanco circulaba por pequeñas poblaciones donde no había locales. Todas las mujeres de ferroviarios se emperifollaban como quien iba de paseo. El tren era como un mercado con ruedas. Vestimenta, comestibles, zapatería, telas, ollas, sartenes eran esperados con ansiedad.

Otras entidades ferroviarias otorgaban préstamos para la construcción o adquisición de viviendas.

También se daban cita con el recreo. Campos y juegos recreativos con pileta de natación y canchas de tenis, bocha criolla y bocha inglesa, hockey sobre césped...

En 1987 comenzó a transitar el Tren de la Artes: estaba compuesto de un coche cine y otro expositor, acondicionados en Talleres Rosario. Se llegó a localidades donde no tenían ningún medio de comunicación cultural. Se firmaron convenios con el Instituto del Cine, quien proveía de películas y se recibieron donaciones de las embajadas.

Argenpress: También marcaron hitos importantes los policlínicos en épocas que la atención de la salud no brillaba en toda la geografía argentina, ¿verdad?

Juan Carlos Cena: Eran los Policlínicos-Hospitales ferroviarios.

Corría el año 1936. Tras la firma de un acta por la comisión mixta de los gremios ferroviarios “para la construcción, instalación del policlínico ferroviario, sanatorio y consultorios externos” los trabajadores del riel tuvieron su policlínico. Así concretaban el sueño de muchos hombres y mujeres que no tenían un acceso digno a la salud. Más tarde sumaron 40 los hospitales en todo el país.

Argenpress: Llegada la década del ’40 comenzaron a transitar un período que históricamente no volvió a repetirse hasta la fecha. ¿Qué registraste como trascendente?

Juan Carlos Cena: La nacionalización de los ferrocarriles. El 13 de febrero de 1948, el entonces presidente Juan Domingo Perón realizó el trámite definitivo para que los ferrocarriles ingleses y franceses fueran nacionalizados y más allá el tiempo de las huelgas resistentes. Ya que en 1955 se anuló el marco jurídico que protegía la soberanía nacional de nuestras empresas. Nada fue dejado al azar por estos cipayos.

Argenpress: Durante la presidencia de Arturo Frondizi se puso en práctica el Plan Larkin a instancias del Banco Mundial que canceló y levantó vías. Si bien el plan también se levantó por efecto de la histórica huelga de 1961que paralizó la casi totalidad del ex Ferrocarril Provincial de Buenos Aires, ramales del ex Ferrocarril Patagónico, del Ferrocarril Roca y más. ¿Cómo fue este proceso?

Juan Carlos Cena: La principal argumentación contra los ferrocarriles fue la de agitar, en forma sistemática y permanente, a partir de 1955, la teoría del déficit ferroviario. Los sofismas remontaban vuelo sin que nadie contestara. No se podía. La intelectualidad que sabía de esos asuntos y de los otros también, mustia. Se publicaban informes estadísticos con una falta total de rigurosidad técnica-económica. La invención de esa mentira se fue haciendo costumbre, rutina. El terror a opinar y quedar enredado en el peronismo estatista causaba desvelos e insomnios, desmemorias y cobardías.

El golpe del ‘55 fue para todos. El peronismo era un pretexto.

Argenpress: Qué te parece si pegamos un salto en la historia, ya que se acaba el papel, hacia otro pedazo de historia como fue la última huelga ferroviaria.

Juan Carlos Cena: 1991. Vi, milité, participé, luché en las huelgas y en las últimas grandes huelgas. Se cerraba todo un círculo encadenado.

A más de cien años, esta vez en un día de febrero los hijos de esos hijos, se declaraban en huelga. Casi por las mismas motivaciones: la dignidad.

Pero no todas fueron grandes como ésta en la que participé con los jóvenes. Ésta y la del 61, las más significantes. Las dos fueron luchas de la resistencia, cojonudas. Las dos traicionadas, pero esta última como ninguna. En ambas hubo jóvenes valerosos, en ésta los nuevos dirigentes que se aprestaban a nuevas resistencias.

La lucha se centralizó en Buenos Aires dando las batallas más duras, rompiendo esquemas sindicales verticales; reverdeciendo modalidades democráticas. El interior reaccionaba en forma dispar y con lentitud. Menem contestaba con tozudez a la tenacidad de los ferroviarios y Erman González, Ministro de Defensa, interpretaba los deseos de su jefe y amigo y recordándonos que los militares podían conducir cualquier tipo de vehículo. Exigieron la rendición.

Fue la última batalla. La más brava, la más dura.

Fuimos derrotados, no vencidos. Las palabras quedaron con nosotros. Como atados al mástil mayor de la ciudadela ferroviaria no se rindieron. Resistiendo y peleando contra el oleaje de una oscura tempestad que los arreciaba.

En ese transitar algunos quedaron a la vera del terraplén, otros apenas resisten esta larga agonía después de la derrota de 1991 y 1992.

Pero los jóvenes se van haciendo cargo con nuestras antiguas palabras para montarlas sobre nuevos vientos enrielados.

Se cerró el gran círculo que comenzó hace más de un siglo, con la primera huelga en 1888, continuando en 1896, en 19l2 y 1917, que se llenó de luchas parciales y bravas que como eslabones resistentes se unen a otras. Recuerdo, en la voz del guardabarreras Julio Ortega: ‘Si de rendirse se trata después de muerto hablamos’.

Argenpress: La Argentina de los ’70 sufrió una brecha que marcó muy fuerte un antes y un después. Lo cual exige cambios que se darán con la recuperación de la sociedad civil desde nuevas generaciones, nuevas culturas. ¿Cómo fue tu entorno familiar y social?

Juan Carlos Cena: Mi padre fue un cruzador de fronteras. Peronista hasta la médula del hueso, refugió a comunistas, anarquistas, radicales en tiempos de Perón. Después del golpe militar del 55, ellos cobijaron a mi padre, lo guardaron. Me eduqué en la solidaridad. Y aún sueño que para fines de 1980 Ferrocarriles Argentinos tenía más de 106.000 empleados, 36.000 kilómetros de vías, 1.800 estaciones, 51 talleres principales de vía y obra, 23 talleres de mecánica (reparación y construcción de material tractivo y rodante), 2.200 edificios para estaciones, 4.350 galpones de carga, 635 galpones de encomiendas y equipajes, 2.100 puestos de cabinas y señalización y 43.000 unidades de material tractivo y remolcado. Por eso todo esto implica, hablo de su recuperación, que vuelvan a vivir más de 1.200 pueblos fantasmas y deshabitados. Soñar la recuperación de los ferrocarriles para que regrese el tren tiene que ver con la recuperación de todos los bienes nacionales, sin esa recuperación jamás podremos ser un país soberano, libre, independiente y solidario.

De los ferrocarriles en la Argentina se ha debatido casi nada, y del transporte en forma integral: la inexistencia. Sólo se tomó conciencia cuando ha estallado algún escándalo mediático o un accidente fatal, donde se culpa al que no tiene la culpa. Los trabajos de los “especialistas” publicados sobre las privatizaciones, sufren de algunos olvidos, se han olvidado y se nota, la ausencia de la Junta Nacional de Carne y de Granos, la Flota Fluvial del Estado, la Empresa Líneas Marítimas Argentinas (ELMA), que tiene tanta importancia o más que Aerolíneas Argentinas, sobre los Puertos Nacionales (AGP), y su concesión a empresas de carga y descarga extranjeras. Control al trabajador y al peón de campo sí, a la propiedad privada no. El puerto es una cuestión nacional, es la puerta de entrada al país.

Debo señalar también la diáspora ferroviaria, generada por el despido de más de 85.000 trabajadores ferroviarios, con el consecuente impacto psicosocial en el núcleo familiar.

Desapareció ese servicio público, trajinador, en su camino enrielado crece el yuyal. ¿Cómo viajarán las maestras rurales?

No se puede recuperar nada, sin la participación de los trabajadores.

Los ferroviarios luchamos hasta el final defendiendo y tratando de impedir la tupacamarización del ferrocarril a través de las privatizaciones, dejando en esa resistencia, jirones de vida. Sin ese territorio la relación social entre los trabajadores ferroviarios desapareció.

Con el ferrocarril desintegrado, más los ferroviarios expulsados, el sistema comete en un mismo acto, un gigantesco FERROCIDIO.


jueves, 2 de abril de 2009

Art deco.


El pasado 6 de mayo se realizo en Coronel Pringles el II Encuentro sobre Patrimonio Art Déco, la obra de Francisco Salamone, organizada por la Asociación Amigos de esa ciudad. El mismo fue un aporte a la difusión de la obra de este profesional, al tiempo de servir en la instrumentación de los pasos para su mantenimiento y consensuar un proyecto de ley para que sea declarada patrimonio histórico y arquitectónico provincial y nacional.
Nativo de Sicilia, Italia, Francisco Salamone (1897-1959) estudió en el colegio Otto Krause de Buenos Aires para egresar luego de la Universidad de Córdoba con el doble título de ingeniero civil y arquitecto. Su labor profesional fue en principio muy amplia, basada sobre todo en trabajos de pavimentación realizados por su propia empresa en distintas ciudades del país. Pero su vida —y destino— cambió totalmente cuando —en 1937, con 40 años de edad— fue contratado por el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Dr. Manuel Fresco, para llevar adelante un ambicioso plan edilicio. Bajo el lema "Dios, Patria y Hogar", Fresco decidió "dignificar su perfil oficial y paisajístico de pueblos de la provincia, muchos de ellos pensados a partir de fortines de frontera". Francisco Salamone dio forma entonces —en poco menos de dos años— a uno de los planes de obras públicas más singulares en la historia de Buenos aires, el cual, por esas cuestiones tan propias de nuestro país, se mantuvo oculto e ignorado por más de 50 años.
Los trabajos
El gobernador Fresco dio a Francisco Salamone libertad total para sus trabajos, no permitiendo incluso la intervención de la Dirección provincial de Arquitectura. La obra de Salamone incluía el proyecto para la construcción de edificios municipales, mataderos, mercados, portales de cementerios y el diseño de las plazas.
Para ellos, el profesional desechó la construcción académica o neoclásica y adhirió a las nuevas corrientes en la década del 30: una parte de la arquitectura estatal, y —aquí lo impactante— el maquillaje ornamental del estilo art déco. En este último punto fue donde Salamone hizo del diseño su herramienta más importante y no tuvo reparos en idear remates y fachadas que acaso tienen que ver más con cines, cabarets y hoteles que con un mercado de Saldungaray o el municipio de Chillar.
Cerca de 25 pueblos de la provincia — entre ellos Tornquist, Saldungaray, Laprida. Azul, Cacharí, Guaminí y Carhué— fueron centro del trabajo de Salamone. Más de 50 edificios son testimonios de su obra. Esa vasta tarea fue definida por algunos estudiosos como "uno de los secretos mejores guardados de la arquitectura argentina" y por la calidad del trabajo —en su conjunto— es una obra valiosa para ser difundida a nivel mundial.
SU HUELLA EN CORONEL PRINGLES
El conjunto de la plaza, las ramblas, el edificio municipal y el ex matadero son los trabajos que Salamone realizó, entre 1937 y 1938, en Coronel Pringles, los cuales hoy son motivo dé la preocupación de esa población. Desde 1985, una ordenanza declaró a las obras como patrimonio arquitectónico de la ciudad.
Desde hace tres años, la Asociación de Amigos de la Ciudad de Coronel Pringles trabaja en conjunto con el Instituto de Estudios del Habitat de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la Plata (Idehab) en el, tema del mantenimiento y la restauración de estos edificios. También la comuna ha firmado un convenio con el Laboratorio de Entrenamiento Multidisciplinario para la Investigación Tecnológica (LEMIT), de modo de obtener asesoramiento de técnicas y materiales adecuados para la restauración de —en una primera etapa— el conjunto de la plaza.
También contaron, en oportunidad de realizar el II Encuentro sobre Patrimonio Art Déco, con el auspicio del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), un organismo que entre sus funciones incluye la presentación de edificios ante la UNESCO para que sean evaluados como candidatos a ser declarados Patrimonio de la Humanidad.
El gran anhelo de la Asociación es además difundir estos trabajos entre todas las numerosas localidades que cuentan con obras de Salamone, a fin de integrarse en la búsqueda de un proyecto de ley que las declare patrimonio provincial y nacional. Hay además un gran potencial turístico para explotar, creando circuitos —por las rutas 3, 5 y 2— que permitan visitar la totalidad del trabajo de Salamone, en un tour arquitectónico como no existe en el país.
LAS PARTES
El edificio municipal de Coronel Pringles está ubicado en el centro de la plaza y apenas uno ingresa en la ciudad su torre se convierte en un hito del paisaje urbano, La plaza ha sido ricamente equipada por Salamone con elementos art déco de diseño único. Bancos, maceteros, pérgolas, fuentes y farolas integran una propuesta de singular riqueza, donde el estilo está presente hasta en los más mínimos detalles.
El otro aporte edilicio es el ex matadero municipal, con una torre, especie de cuchilla, que adhiere al destino original del lugar. Si bien el estado general de las construcciones es aceptable, han pasado ya 60 años de su ejecución y existen varias patologías propias de esta situación que requieren pronta atención.
Producción periodística Ing. Mario R. Minervino
Diario La Nueva Provincia
2000